RONDA DE CONVERSACIÓN

GESTIÓN COMUNITARIA DEL AGUA

Para comenzar esta ronda de conversación, una entidad que opera en 20 países de América Latina y algunos países de África a través del intercambio presentó una agenda de desarrollo sostenible, cuyo trabajo es identificar socios en países y comunidades para el diseño de proyectos.

Al comienzo del diálogo se explicó que en América Latina hay 34 millones de personas sin acceso al agua y 106 millones sin saneamiento, pero en este territorio hay aproximadamente el 30% de los recursos hídricos renovables en el mundo. Por lo tanto, el problema no se trata de cantidad, pero sí de gestión buena y eficaz de estos recursos.

Se observó que hay 145,000 organizaciones comunitarias de agua y saneamiento (OCSAS), y muchas personas rurales tienen acceso al agua solo a través del trabajo de estas comunidades.

Según la exposición de los panelistas, la experiencia de Chile es el modelo a seguir por otros países, no porque el país no tenga problemas, sino por el progreso realizado hasta ahora en esta área, ya que Chile se ha organizado en sus tres tipos de organizaciones, todas asociativas, para que se creara una ley en el país con participación social.

También discutió el ejemplo de África que tiene un largo camino por recorrer, dadas las dificultades del país: cultura nómada, puntos de agua que no funcionan, la no institucionalización de los comités de agua y la corrupción. El intercambio de experiencias en este panel fue un gran incentivo para avanzar en la implementación de OCSAS en ese continente.

También hubo una presentación de la experiencia mexicana de cómo hacer un trabajo efectivo donde 24 millones de personas dependen de la gestión comunitaria de los servicios de agua y saneamiento. Un país donde el recurso es abundante y la gente tiene una relación distinta con el agua, tratándola no como un producto básico sino como un elemento vital, no aceptando y no considerando justo pagar los costos de producción.

Concluyendo esta ronda de conversación, se señaló que OCSAS en el sentido global tiene varios desafíos que enfrentar: legalizar el servicio, incluir y aceptar la participación activa de las mujeres, apoyar iniciativas de recaudación de fondos políticos, entre otros.